En la mitología griega, Virgo es representada por Astrea, hija de Zeus y Temis, la diosa de la justicia para los humanos. Astrea fue enviada a la Tierra para imponer justicia y orden que aprendió de su madre Temis. Junto con sus hermanas, formaban las Titánides y era considerada como la más importante de las diosas vírgenes, Astrea junto con sus hermanas, formaban el grupo de las Titánides. En la guerra de los Titanes, Astrea permaneció junto a su padre Zeus y luchó cargando los rayos que el dios usaba como arma. Debido a este acto heroico, se le otorgó a esta diosa la bendición para conservar su virginidad por siempre. Astrea fue la última inmortal que viviera entre los humanos. Sin embargo, ella solo acompañó a los mortales durante la Era de Oro y la Era de Plata. Cuando se dio inicio la Era de bronce, se empezaron a construir armas y el humano adoptó un comportamiento más vil y siniestro. Por tal motivo, la humanidad empezó a desafiar a Astrea, razón por la que la diosa decidió abandonarlos y subir al cielo. Debido al trabajo realizado junto a los mortales y a su esfuerzo durante la guerra de los Titanes, Zeus transformó a su hija como la constelación de Virgo, signo representado como una bella virgen de figura alada que lleva entre sus manos una espiga de maíz como los rayos que le pasaba a su padre Zeus en sus batallas.
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